Desmontando mitos: ¿A quién le debemos el tamaño del pene?
¿ A quién le debemos el tamaño del pene ?
¿A nuestro padre o a nuestra madre?
El debate sobre si el tamaño del pene importa es, ciertamente, cansino. Resulta más interesante, por ejemplo, descubrir cuál es el verdadero origen del mismo.
¿Quién tiene la culpa –o la gracia– de que nuestro pene tenga un tamaño u otro?
Averiguar qué persona de tu árbol genealógico ha provocado que tengas el pene como lo tienes es bastante complicado. Aunque, obviamente, heredas los genes de tu padre y de tu madre, se trata de un camino de mezclas que llega hasta el primer protohumano que existió.
Pero no nos vayamos por las ramas.
Las claves del desarrollo del pene, explicadas.
Durante las primeras siete semanas del desarrollo fetal, los fetos tanto masculinos como femeninos tienen el mismo aspecto. Los órganos sexuales son completamente iguales, sin diferenciar. Si el feto ha heredado el cromosoma Y por parte de su padre, a partir de la octava semana comienza a desarrollar los testículos y el pene. Si ha heredado el cromosoma X, desarrolla los ovarios.
En este caso, el padre tiene la «culpa» de si eres hombre o mujer, pero es la influencia materna la que tiene relación con el tamaño de los genitales. Los genes implicados en el crecimiento del pene provienen del cromosoma X. Los hombres solo tienen un cromosoma X, y este es heredado al azar de los dos que tiene su madre.
Por lo tanto, dos hermanos pueden tener el pene de dos tamaños completamente distintos (al heredar, uno, el primero de los cromosomas X y el segundo el otro).
Dos hermanos pueden tener el pene de dos tamaños completamente distintos
Aún así, la mayoría de los hombres de una familia suelen tener un tamaño similar, al igual que si un padre es alto su hijo también suele serlo. No obstante, se trata de una mezcla en la que intervienen más de 200 mutaciones genéticas de novo (es decir, que generan genes ligeramente distintos a los de nuestros padres). Éstas son las que provocan diferencias como una leve inclinación del pene hacia la izquierda o un grosor algo mayor.
Aun así, la genética no lo es todo. Existen influencias externas que pueden determinar algunos aspectos de su desarrollo.
Según una investigación de la Universidad de Edimburgo, la exposición hormonal después del desarrollo temprano del feto puede acelerar el proceso de crecimiento, pero no hacer que la longitud acabe siendo mayor.
A pesar de que los hombres producen testosterona durante toda su vida, el pene solo crece durante la pubertad.
Por desgracia, lo que sí puede hacer es disminuir el tamaño. La desnutrición y la exposición a ciertos contaminantes estrógenos y productos químicos llamados interruptores endocrinos –que pueden hallarse en algunos cosméticos, pesticidas y plásticos– ocasionan que el crecimiento del cuerpo sea menor, tanto de tus extremidades como, sobre todo, del pene.
Las dos hormonas que regulan el crecimiento del órgano viril son la hormona del crecimiento y la testosterona, esta última más relacionada con la longitud y el grosor. Pero, a pesar de que los hombres producen testosterona durante toda su vida, el pene solo crece durante la pubertad.
En cuestión de tamaño, el 95% de los hombres entran dentro de la media. Una media que es la siguiente:
Flácida: 9,14 centímetros de longitud y 9,39 centímetros de perímetro.
Erecta: 13,2 centímetros de longitud y 11,68 centímetros de perímetro.
El pene es un elemento totalmente independiente del resto del cuerpo.
El mito que no tiene ningún fundamento es el que dice que el tamaño del dedo corazón determina el del pene. Tampoco el de los pies, las manos o cualquier otra parte del cuerpo. Se trata de un elemento totalmente independiente del resto del cuerpo.
Que las personas de raza negra tengan un pene más grande tampoco es estrictamente cierto. Aunque es cierto que las ubicación geográfica puede influir en el tamaño del pene, ello tiene más que ver con la longitud total del cuerpo que con la etnia. Es decir, existe una proporción con el tamaño del cuerpo, aunque esta también es débil.
En cuanto a la vagina, se trata de un órgano mucho más complejo de analizar. No existe un estándar de lo que es considerado normal, ni sobre el tamaño ni tampoco en cuanto a la forma. De hecho, según un estudio realizado en 2003, se pueden diferenciar cinco formas del órgano sexual femeninos:
Uno tras otro, se han elaborado diversas investigaciones intentando establecer un prototipo de lo que podría ser lo más típico. Pero las diferencias significativas en relación a la edad, la etnia, la paridad, la actividad sexual… provocan que sea imposible de establecer.