La eyaculación

El término eyaculación originalmente hacía referencia únicamente a la expulsión o emisión de semen a través del pene. Ahora se sabe que también hay eyaculación femenina. Las primeras eyaculaciones en la vida de un varón suelen producirse mientras se tiene un sueño erótico. A esas primeras emisiones se les llama espermarquia. Cuando la eyaculación se produce sin líquido se denomina aneyaculación.
La eyaculación suele coincidir con el orgasmo; mientras dura el acto sexual el varón puede alcanzar una eyaculación cada cierto tiempo, en tanto que la mujer puede alcanzar varios orgasmos uno detrás de otro (multiorgasmicidad).
Si la eyaculación del varón se produce en un tiempo que oscila entre 30 s y 7 min, se puede decir que es propenso a tener eyaculación precoz.*

*próximamente como controlar tu eyaculación

Fases de la eyaculación
Tiene tres fases:
Fase de excitación
En la que ocurren cambios morfo-funcionales,

Durante la excitación sexual, el pene experimenta una erección (es decir, se llena de sangre y aumenta sensiblemente de tamaño). En la mujer se dilata la vulva y se humedece la vagina (porque en sus paredes aumenta la irrigación sanguínea).

Se inicia con la estimulación que puede ser física, psicológica o una combinación de ambas a través del olfato, la vista, el tacto, el pensamiento o las emociones En términos fisiológicos, se relaciona con el fenómeno vasocongestivo: flujo de sangre en ciertas regiones del cuerpo, particularmente en los órganos pélvicos. Sus manifestaciones fundamentales, que pueden no ser instantáneas ni permanentes, son la erección del pene y la lubricación vaginal.
Archivo: flácido y erecto penis.jpg
Fase de meseta
Se produce una pequeña secreción desde la glándula de Cowper,
Aquí la respiración se entrecorta, las pulsaciones son muy altas y todos los efectos de la excitación aumentan. También se produce el rubor sexual, un enrojecimiento sobre todo del pecho y la cara, la tensión muscular aumenta. Al final de la fase de meseta, cerca del orgasmo, es habitual tener la sensación de no poder más.
Si la excitación desaparece durante la meseta y no se produce el orgasmo, se pueden causar algunas molestias. En el hombre pueden doler los testículos y en la mujer se produce una congestión en la zona genital.
Cuando la fase de excitación llega hasta su punto máximo, todos los cambios se mantienen en su nivel más alto durante un cierto tiempo llamado «meseta», proporcionando una agradable sensación de placer. El varón puede notar una especie de presión o calor en la zona de la pelvis, que está provocada por el estrechamiento de los vasos sanguíneos, especialmente en las vesículas seminales y la próstata. Durante este momento de aparente calma, la tensión muscular se incrementa. El ritmo cardiaco y la respiración se aceleran. Aumenta asimismo la presión sanguínea.
La duración de esta fase es muy variable. Hay hombre que prolongan voluntariamente* este momento por medio de kegel´s* para conseguir una mayor satisfacción.
Fase de orgasmo
En la que se producen las distintas contracciones de los conductos deferentes, los esfínteres, vesículas, próstata y diversos músculos que provocan que salga el líquido seminal.
El orgasmo se presenta tras haber pasado las fases de excitación y meseta, tras el orgasmo se produce la resolución. Durante el orgasmo las pulsaciones y la respiración llegan a la máxima frecuencia e intensidad, se produce una gran tensión muscular y contracciones en la zona ano-genital (tanto en el hombre como en la mujer el esfínter anal presenta contraciones rítmicas e involuntarias). En el hombre habitualmente se produce la eyaculación. También en la mujer se puede dar, en algunos casos, un orgasmo líquido, con una eyaculación parecida a la del hombre. Esta eyaculación parece estar relacionada con el punto G. Además de la respuesta física (contracciones musculares, etc.), se produce una respuesta emocional muy variada, que aparte de placer de gran intensidad, puede provocar gritos, llanto o risas. Aunque también es normal una respuesta mucho más contenida. Se ha demostrado que la dilatación pupilar es fugaz, como indicador de estas fases.
Archivo: La eyaculación 4.png ss educativa
La fase emisiva forma parte del «reflejo eyaculatorio», bajo control del sistema nervioso simpático, mientras que la «fase eyaculatoria» está bajo control de un reflejo espinal a nivel de la médula espinal, del nervio pudendo.
Durante la emisión, los dos ductos vasos deferentes se contraen para impulsar espermatozoides desde el epidídimo, donde estaban almacenados en la ampolla, al final de dichos vasos deferentes. El momento del comienzo de la emisión se experimenta como el «punto de no retorno» o punto de inevitabilidad eyaculatoria.
El esperma que pasa a través de los conductos eyaculatorios se mezcla con fluidos de las vesícula seminales, próstata, y las glándulas bulbouretrales para formar el semen o eyaculado.
Durante la eyaculación propia, el semen es eyectado a través de la uretra con rítmicas contracciones placenteras.
La salida de semen no es continua; es espasmódica. El primer chorro, con una velocidad superior a 50 km/h, puede tener energía para alcanzar más de 2m. Este mecanismo sirve para proveer semen en lo más profundo de la vagina; los siguientes impulsos son de menor energía. La cantidad varía mucho entre grupos étnicos, edades, abstinencias, etc.; no más de 3 a 5 ml por lo común (puede llegar a 15 ml). Después se produce un periodo de remisión y de resiliencia, en el que, en algunas ocasiones, si se trata de estimular el glande, puede llegar a producir dolor, debido a lo sensible que se encuentra en ese momento.
Las contracciones rítmicas, percibidas por la pareja penetrada, son parte del «orgasmo masculino». Posiblemente, la media de típicos orgasmos masculinos dure cerca de 17 s; pero nuevamente varía desde pocos segundos a más de un minuto. Después de comenzado el proceso orgásmico, los pulsos de eyaculado de semen empiezan a fluir desde la uretra, y alcanzan un pico de descarga alto y luego disminuye el flujo. Un orgasmo consiste, por lo general, en 10 a 15 contracciones. La tasa de contracciones declina gradualmente durante este proceso orgásmico.
Las contracciones rítmicas iniciales se dan con un intervalo medio de 0,6 s, con un incremento ascendente de 0,1 s por contracción. Las contracciones orgásmicas de muchos hombres proceden con intervalos rítmicos regulares durante el orgasmo. Y muchos también experimentan más contracciones adicionales irregulares al concluir el orgasmo. El semen comienza a expulsarse violentamente desde el pene durante la primera o con la segunda contracción del orgasmo. Para muchos hombres, el primer chorro sucede durante la segunda contracción. Un microestudio en siete hombres encontró el chorro inicial en la 1ª contracción en 2; y en la 2ª contracción en 5. Este mismo estudio, que ha sido hecho por los siete que escribieron este artículo, mostró que entre un 26 y un 60 % de las contracciones orgásmicas se acompañaban de chorros de semen.
La fuerza y monto eyaculatorio varían enormemente de un sujeto a otro y según la edad. Aparentemente, una eyaculación puede contener por lo general entre 1,5 y 5 mL. La cantidad de tiempo de abstinencia eyaculatoria desde la última eyaculación influye sobre el volumen eyaculatorio adulto.
 Tipos
Dependiendo de su origen y naturaleza, podemos distinguir dos tipos, tanto en hombres como mujeres:
Pereano (masculino) o clitoriano (femenino): es producido desde las terminaciones nerviosas del glande en el hombre y en el clítoris en la mujer. Poseen la misma naturaleza evolutiva, ya que en el feto, la misma zona sexual evoluciona en el macho hacia el pene y en la hembra hacia el clítoris.
Prostático (masculino) o vaginal (femenino): se puede producir también desde el glande o clítoris, aunque por sí solo también puede desarrollar un estilo de placer propio con unas características más o menos distintas (dependen de cada persona). Éste gozo tiende a proporcionar una curva de placer distinta, más intensa y en menos tiempo, y con mayor control. Ambos sexos pueden llegar al orgasmo sin estimular su pene o clítoris, con práctica y autoconocimiento.
La mayoría de las mujeres, 70-80% en las estadísticas generales, requiere estimulación clitoriana directa (puede ser manual, oral u otra fricción concentrada contra la parte externa del clítoris) para alcanzar el orgasmo, aunque la estimulación clitorica indirecta (por ejemplo vía penetración vaginal) también puede ser sufuciente. La Clínica Mayo declaró, Los orgasmos varían en intensidad, y cada mujer tiene diferentes frecuencias en los orgasmos y en la cantidad de estimulación necesaria para conseguirlos. Los orgasmos clitoriales son más fáciles de conseguir porque el glande del clítoris, o el clítoris en sí, tiene más de 8.000 terminaciones nerviosas, tantas o más que el pene humano, así como más que cualquier parte del cuerpo humano. Como el clítoris es homólogo al pene, es equivalente en su capacidad de recibir estimulación sexual. Rodea a la vagina en una forma parecida a una herradura, con patas que se extienden a lo largo de los labios vaginales y hasta el ano.
Fase resolución
Es la vuelta del cuerpo a la normalidad, después de haber experimentado un orgasmo. Tanto hombres como mujeres pueden experimentar más de un orgasmo en un solo coito, sin embargo, si en el hombre el orgasmo es acompañado de una eyaculación (fenómenos distintos que se pueden disociar mediante prácticas especiales*), se desencadena el periodo refractario, durante el cual el hombre no puede volver a excitarse. La mujer carece de periodo refractario.

*próximamente como tener un orgasmo sin eyaculación


 

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