¿Fingimos los orgasmos?
¿Fingiendo orgasmos?
¿Pero en verdad se puede notar cuando es fingido?
La mayoría de hombres y mujeres entrevistados en los cientos de estudios que se han hecho para lograr saberlo coinciden en que al menos el 70% de mujeres ha fingido un par de orgasmos en toda su vida. Incluso los hombres se han colado en el reparto de actores haciendo la competencia en caras y gemidos, según Muehlenhard y Shippee, dos investigadores de la Universidad de Kansas, en Estados Unidos. Estos académicos estudiaron a 180 hombres y 101 mujeres en edad universitaria. El 28% de ellos había fingido el orgasmo en algún momento de sus vidas.
Les recomiendo leer Why men fake it. The totally unexpected truth about men and sex,escrito por Abraham Morgentaler, profesor de urología de la Universidad de Harvard, quien tuvo que publicar un libro al darse cuenta de que sus pacientes masculinos nadaban en la misma piscina de falsificaciones orgásmicas.
La Universidad de Temple y del Kenyon Collegue ha ido un poco más lejos al inventar la ‘Escala de Falsificación del Orgasmo’. En este estudio han participado casi 500 mujeres heterosexuales dando cátedra teatral para mentir con el cuerpo.
Lo interesante es que casi el 80% de gente que ha participado en este tipo de encuestas dice poder saber si el otro está fingiendo o no.
El disfrute sexual es un tema del que cada vez se puede hablar con mayor naturalidad. Cada vez más personas son conscientes de la responsabilidad que implica conocer su propio cuerpo, saber sus límites, encontrar empatías físicas, reconocer sus reacciones, tiempos, problemas, condiciones, etc. Eso ha ayudado a mejorar la percepción de qué pasa en cada round con tu cuerpo y con el del otro.
Que las mujeres son las que fingen más orgasmos ya es un mito:
-Las contracciones pueden fingirse, pero no la intensidad. Si es fingido, serán pocas y con ritmo. En uno natural no se controla mucho.
–Igual la respiración: si todo parece con el mismo ritmo y frecuencia, casi como ensayado… es posible que lo sea.
–Los gritos y sonidos, si salen de la garganta, es muy probable no sean naturales. El volumen puede denotar si quiere convencer de algo o es que no se está controlando.
-Posición: si la mayoría de veces prefiere las posiciones donde te da la espalda o la mayoría de orgasmos ocurre sin verse las caras, quizás esté fingiendo.
-Conciencia. en la mayoría de orgasmos naturales ocurren unos segundos de ‘desconexión’ con la realidad. Ausencia total de control de lo que hacemos. Si hay gritos, movimientos, palabras y buena coordinación es posible que sea fingido.
-Recuperación. Cada persona es diferente, no se puede generalizar. No es lo mismo tener una pareja estable, a la que ya se conoce, una rutina, compartir espacios y horarios, tener una cita planeada, que tenera algo que haya resultado espontáneo. Todo influye para tener reacciones similares o diferentes –antes, durante y después del intercourse–, pero si alguno de los dos todavía tiene energía para correr 3 Kms y su cuerpo parece como si nada pasó, quizá nada pasó.
Pero con lo que cuesta tener un orgasmo, ¿por qué fingirlo en lugar de buscar uno verdadero?
-Por convivir. Unas mujeres dicen que simplemente querían estar con su pareja. Ella no tenía ganas pero él sí y fingirlo solo fue parte del momento. Sin tanta importancia.
– Falta de placer. No estaban sintiendo ni la mitad de lo necesario para terminar, pero no querían parar, así que fingieron para “acelerar” las cosas.
-Como un “incentivo” para ambos. Como recreando su propia película. Algunas entrevistadas dicen aumentar su propio placer con escucharse. Casi una auto ayuda.
-Aburrimiento. A media lucha libre perdieron el interés o la concentración y es lo primero que se les ocurrió para seguir.
-Premio. Vieron al otro emocionado intentando algo nuevo o perfeccionando alguna técnica y decidieron premiarle con un orgasmo pronto y oportuno.
-Prisa. Quizá alguno de los dos decidió tener un quickie y el otro quiso apurar el final.
-Miedo. Quizás sea el argumento más peligroso de todos. Miedo de herir el autoestima de su pareja o miedo a quedar como una persona imposible de satisfacer y pasar una vergüenza.
Es obligatorio iniciar recordando uno de los mejores orgasmos fingidos de la pantalla: Meg Ryan en la escena de la cafetería de When Harry Met Sally. Todo para demostrar que la diferencia entre uno natural y uno fingido no se nota.
Esa escena es tan legendaria que en el 2013 un grupo de mujeres quiso hacerle un homenaje, en la misma cafetería donde se filmó, con un orgasmo masivo. Así fue el resultado:
El cine se ha encargado de plantearnos todas las posibilidades al respecto. Desde los cómicos:
Hasta los infinitamente cursis e imposibles. Disculpen lo incrédula, pero por más enamorada y cachonda que esté una mujer, dudo mucho que tenga semejante placer con… una flor.
¿Has fingido alguna vez, un orgasmo?
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fuente: FACTum