Hetero Curioso Primera parte
Hetero Curioso Primera parte
Relato por: XYFiles
Categoría: Gay-Primera vez
Fecha: 20/03/16
Era viernes, última hora, a eso de las ocho de la tarde la profesora da por terminada la lección, así que los alumnos recogemos nuestras cosas y nos vamos. Esperé a unos compañeros con los que tengo amistad para ir de camino a la estación de metro.
Iba hablando con una compañera cuando otros dos sugirieron ir a cenar todos juntos, a lo que no hubo acuerdo, yo seguí hablando con mi amiga cuando escucho a Alex decirle a Pedro:
Venga, cómeme la polla y te invito a cenar.
Al oír esto, rápida y pícaramente respondí:
Alex, emm… no lo digas muy alto.
No pude evitar sonrojarme, pero todos se rieron y ahí quedó la broma.
El lunes, durante el recreo, fui a rellenar mi botella de agua en el lavabo, no le vi entrar, pero noté como posaba sus manos en mis hombros y, levantando la mirada, ví a través del espejo una mirada lasciva en su cara.
No he podido dejar de pensar en lo que dijiste el viernes. Dijo Alex. Por suerte, estábamos solos en el baño.
¡Ah! ¿Sí? ¿Y qué has pensado? Contesté casi en un gemido.
Me gustaría probarlo, ahora Dijo, de una forma autoritaria y sensual.
¿Ahora? Contesté. Estaba alucinando, el tío mas atractivo de mi clase, con ojos marrones, labios carnosos y cuerpo moldeado en un gimnasio sin pasarse, me estaba pidiendo que se la chupase en los lavabos de la universidad.
Me dió tanto morbo que acepté sin pensarlo, así que nos fuimos a la cabina de la derecha y, sin perder un segundo, se quitó la ropa, no pude evitar abrir la boca al ver ese cuerpazo, tenía el vello justo, un poco en el pecho, algo más en las piernas, pero tenía el pubis depilado. Ya estaba erecto antes incluso de tocarlo.
Me agaché automáticamente y me introduje su rosado glande en la boca, estaba limpio, pero la zona desprendía un seductor aroma a macho, permanecí quieto con su capullo en la boca. Luego, lo lamí en círculos con mi lengua, a él se le escapó un gemido, lo cual me dió más confianza. Así que, agarré el tronco de su pene con mi mano izquierda y posé la derecha en su suave tableta de chocolate.
Comencé a introducirme su pene en mi boca, lentamente, muy…lentamente…, una lenta tortura que disfruté casi más que él. Él, impaciente, intentó agarrarme la cabeza para ir más rápido, pero lo detuve.
Déjame hacer a mí, tú disfruta. Le dije con una mirada sensual y cómplice.
No contestó, pero me dejó hacer. Con su permiso implícito, continué lamiendo,
chupando, acariciando, disfrutando a todos los niveles de su pene. Moví mi mano desde su tableta hasta su culo y, según iba avanzando hacia su ano, más me introducía de su pene en mi boca.
Cuidadosamente, metí mi dedo índice en su ano, él dió un respingo, creía que me iba a obligar a parar, pero no se quejó, así que seguí con aquella dulce tarea. En seguida amenazó con correrse, yo le torturé un poco, parando la felación y reanudándola cada poco tiempo.
¡Sigue, no pares! Me decía con voz gimiente cada vez que dejaba de chupar. Sus palabras solo aumentaban mis ganas de torturarle.
Al poco rato de hacer esto, me levanté, le dí la vuelta y me abracé a él, restregándole mi entrepierna abultada en su culo (con las prisas del momento yo seguía vestido), mientras tanto, le masturbé frenéticamente hasta que terminó entre gemidos apagados y un torrente imparable de semen que se repartió por el cubículo.
Bien, después de clase nos vamos a mi casa, así podré compensarte con algo más que una cena. Me dijo cuando se recuperó, entonces se vistió, me dió un fugaz beso y me dejó allí con ganas de más.
Continuará.