Instituto último curso Parte II
Instituto último curso Parte II
Relato por: Anónimo
Categoría: Gay-Primera vez
Fecha: 18/05/20014
Finaliza la clase de educación física y nos vamos a los vestuarios a asearnos. Soy el último en desnudarme, me gusta sentarme en el banquillo y observar cómo los demás chicos se desnudan y van hacía las duchas. Yo sólo miro a los que están buenos, a los adefesios y a los esmirriados no. Ellos no entran en mi retina, los veo borrosos jajaja. Hay un repetidor en mi clase, esos molan mucho porque están más desarrollados y tienen una buena tranca.
Llega la hora de desnudarme, ponerme las chanclas y entrar en las duchas. Hecho un vistazo general y los veo enjabonándose, tocándose el culo, las pollas… Veo necesario concentrarme y mirar a otra parte para no despertar a uno que yo me sé. Os podéis imaginar que soy el último en salir de las duchas. Cuando lo hago veo a los demás que ya se disponen a ponerse la ropa.
La mayoría se marcha y ya sólo quedamos tres. Se marcha uno y quedamos dos. Había algo raro, mi compañero estaba vestido y seguía sentado. Al rato me pregunta si le puedo hacer un favor. Le contesto que sí.
– Me ha dicho un pajarito que haces virguerías con esa boca.
– Pues ese pajarito no veas cómo se traga lo que tengo ahí abajo.
– No si a mi eso no me interesa. Verás, nunca me han comido la polla y tengo muchas ganas de saber que es lo que uno siente cuando le hacen una mamada.
– Jajajaja pues échate novia, no te jode.
– Son unas estrechas todas, les da asco.
– Conozco a muchas guarras, si quieres te las presento.
– Yo quiero que me la comas tú.
No me da tiempo a decir nada. El cabrón se ha bajado los pantalones y NO LLEVA ROPA INTERIOR. Tiene la polla TIESA.
– Mira cómo la tengo, no seas malo y ayúdame a bajar este calentón.
Qué coño, una polla es una polla. Y las pollas de los heteros valen su peso en oro. Me pongo de rodillas y le doy unos lametones en los huevos. Su cara lo dice todo, le encanta lo que le estoy haciendo y sólo voy en sus cojones.
Siento que sus jadeos son más frecuentes y que su abdomen se contrae más de lo normal. El final está cerca, su leche dentro de poco estará dentro de mi boca. No quiero desperdiciar ese manjar.
– Bufff lo haces de puta madre cabrón!!!
– Avísame cuando vayas a correrte.
Y con la otra le acaricio su pecho y abdomen. Más tarde le toco los pezones y le pellizco un poco. Eso le está gustando mucho jajaja. Me agarra de la cabeza y se pone de pie. Me empieza a follar la boca de una manera bestial!!!! En cada embestida me entran arcadas, tengo la saliva que me sale por las comisuras de la boca. Se saca la polla y empieza a pajearse delante de mi cara. Sus gemidos son más fuerte y yo abro la boca. Le miro con cara de niño bueno y él se echa hacía atrás y empieza a llenarme la boca de leche calentita. El cabrón me ha dado leche para toda una semana. Su leche ya está dentro de mi.
– Eres muy goloso ehh?
– Tienes una leche deliciosa
– Deliciosas son tus mamadas, la mejor de mi vida.
– ¿Cómo?
– Jajaja sí, te he mentido. Necesitaba una escusa buena para que me la comieses.
No soporto que me mientan.
– Ahora sabrás que de mi no se burla nadie, y menos tú.
Veo que ya no pone resistencia. Me agarra la polla con una mano y empieza a chuparme el glande que lo tengo lleno de precum.
– ¿Te gusta?
– ¡Joder, qué pollón tienes!
– Pues venga, a chuparla.
Se ve que nunca antes lo había hecho, igualito que su amigo, el machito de clase jajaja. Los dos tienen algo en común, que les encanta mi polla.
Le quito las manos, le agarro de la cabeza y le pido que abra bien la boca y que no me roce con sus dientes. Comienzo a follarle la boca, él me agarra de las caderas intentando parar un poco mi ritmo. Me importa tres jajaja.

– ¿Te ha gustado mi sabor?
– ¡Es asqueroso!
– Seguro que te ha encantado pero no te atreves a decirlo jajaja Termina lo que has empezado, límpiame la polla.
– No tío, ya he hecho todo lo que me has pedido.
– Bueno, entonces me la limpio con tu camiseta.
– Noooo joder, eres un hijo de puta.
– Pues saca la lengua y limpia.
Jajaja me limpia la polla y me la deja brillante y reluciente. Él sigue de rodillas y con la cabeza agachada. Está humillado. Eso le pasa por querer reírse de mi. Me subo los pantalones, me ato el cinturón y cojo mi dedo índice y le aparto un poco de mi lefa de su mejilla.
– Mírame.
Me mira con cara de cordero degollado y me meto el dedo en la boca saboreando mi manjar.
– Deliciosoooo mmm. ¡Hasta mañana!
Excelente relato.<br />Yo quiero un cabron como este tio, jaja… que delicia!!!
jjajajaj, lo siguiente a excelente!!!!