Mi padre y el Calzoncillo de Isma.

Mi padre y el Calzoncillo de Isma.

Relato por: Anónimo
Categoría: Gay-Incesto
Fecha: 31/07/20014

 

Relato Gay Incesto, Técnicas-de-Masturbación

Hola, mi nombre es Iván, soy estudiante y tengo 19 años, soy moreno claro, buen cuerpo producto de la práctica constante de mi deporte favorito, el fútbol. Quiero contarles lo que me pasó hace algunos meses con mi padre. Antes quiero mencionar que no me considero gay, aunque las experiencias que he tenido con otros varones han sido excitantes y me han ayudado a conocerme más.

En fin, un día de verano me dirigía a mi casa después de una ardua jornada de práctica. El equipo iba bastante bien y el fin de semana jugaríamos la final contra el colegio rival. Aunque soy bastante bueno en la cancha, la estrella del equipo es Ismael, un tipo súper atlético con todos los atributos de un dios, dominaba el balón como todo un profesional y era un espectáculo verle jugar. Afortunadamente yo era su mejor amigo y compartíamos mucho tiempo juntos. Es obvio que el tipo me atraía físicamente, pero no le prestaba mucha atención, éramos solo compañeros.

Por fin llegué a casa y me dirigí a mi habitación. Me percaté que la casa estaba sola, así que me desnudé

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inmediatamente y me propuse a darme un buen baño. Estaba buscando mi cartera en mi mochila donde estaba toda mi ropa sucia y me di cuenta que me había traído por accidente el short de Ismael, seguramente cuando nos cambiábamos en los vestidores.

Sentí una sensación extraña, pues un olor penetrante se difundía de la prenda sucia, era un olor a sudor, pero mezclado con algo más…No le presté mayor atención y me dirigí al baño a ducharme.
Por la noche no podía dormir pensando en la prenda de mi amigo y en aquel olor que me hizo sentir una leve excitación. Me levanté de mi cama y me dirigí a la mochila y saqué el short de Ismael. Me lo acerqué al rostro con temor y aspiré lentamente…inmediatamente me sentí avergonzado y lo devolví a la mochila. Al día siguiente lo devolví a su dueño disculpándome por el descuido. -«No te preocupes Iván, pero lo hubieras lavado por lo menos, ¿que no notaste que apesta…?»
-«Ni siquiera lo saqué de la mochila, Isma»-
La verdad es que el solo hecho de recordarlo me despertaba algo de interés en volver a percibir los aromas de mi amigo.
Relato Gay Incesto, Técnicas-de-MasturbaciónLa práctica terminó y nos dirigimos a los vestidores. Isma se desnudó y por primera vez puse especial atención en su cuerpo: lo vi despojándose de su camiseta y observé su abdomen marcado, lleno de sudor, con un ombligo perfecto y un abdomen de tabla, unos pezones oscuros y rodeados de vello delgado, su pecho salpicado de un vello fino y oscuro.
 -«Eh, ¿qué te pasa? ¿Nunca habías visto a un tio sin camiseta?-
Yo rápidamente aparté mi vista de él y fui a orinar. Al regresar lo primero que vi sobre la banca fue su calzoncillo blanco, húmedo y oloroso…no se de donde saqué el valor, pero lo único que hice fue tomarlo y meterlo a mi mochila, después de lo cual salí corriendo de los vestidores.
 -«Nos vemos mañana Ismael»- grité a mi amigo que se duchaba. Corrí a mi casa, que la suponía sola, me metí en mi habitación y saqué el calzoncillo de Ismael.
Lo tenía en mis manos y no sabía que hacer con él…lo acerqué a mi rostro como lo hice con su short y aspiré profundamente…la sensación fue increíble, percibí una mezcla de aromas: sudor, orina, sexo…me excité muchísimo y me saqué la verga. Comencé a sobármela despacio mientras inhalaba aquellos aromas eróticos, pronto mi verga alcanzó sus 20 cm. y la cabeza babeaba abundantemente…Cada vez que aspiraba me excitaba más y aumentaba la intensidad de las caricias que hacía sobre mi verga. Estaba al borde del éxtasis cuando de pronto escucho que mi padre me pregunta

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-«¿Qué demonios se supone que haces Iván?
– Me quedé inmóvil, la erección se perdió de inmediato, y me puse pálido. -«Nada papá, no es lo que piensas»
– «¿Por qué estás masturbándote oliendo tus calzoncillos
? – ¿Mis calzoncillos?, ¡claro! mi padre no sabía que eran de Ismael, aunque no se de que ayudaría eso. -«Vaya, no se que decir hijo, bueno, supongo que estás conociéndote y debo darte un poco de privacidad…»
– Mi padre cerró la puerta y se fue. Yo me sentía muy mal, confundido…En la noche, mi padre entró a mi habitación y me dijo que quería hablar conmigo. Yo estaba muerto de vergüenza, sabía que mi padre me hablaría sobre cosas como valores y límites en la sexualidad…en fin, estaba preparado para todo un sermón.
-«Hijo, lo que vi en la tarde me dejó pensando en muchas cosas»
– Oh, no, ahí viene el sermón.
-«¿Podrías prestarme tu calzoncillo?»
– Me quedé sorprendido
-«¿Para qué lo quieres papá?, mira, no es necesario, no lo volveré a hacer y…
-«Quiero masturbarme inhalando los olores de mi hijo…»
– Nuevamente quedé estupefacto.
-«Hijo, debo confesarte que te he visto crecer y tu cuerpo atlético me recuerda mucho mis tiempos de juventud, a tu edad también tenía algunas prácticas sexuales particulares y me excitaba oler mi ropa sucia, permíteme oler la tuya hijo, será un secreto entre tú y yo, ¿está bien?»
– «Pero papá, no es mía, es de mi amigo Isma…»- estúpidamente le dije-
«¿¿¿Qué??? Es decir, ¿no era tuyo el calzoncillo?
– «No papá, déjame explicarte»
– «No hay nada que explicar, lo tengo bien claro, mi hijo atlético, varonil y fuerte es una mariconcito que se excita oliendo la ropa de sus amiguitos.
Vaya, vaya, creo que tú y yo podemos divertirnos mucho». 

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Mi padre salió de mi habitación, se aseguró que mi madre y mi hermano no hubieran llegado y entró de nuevo. Cerró y puso el seguro. Me dijo
-«Hijo, ¿qué te parece si tú y yo nos conocemos más? Creo que hay cosas de ti que no conozco y hay cosas de mí que no conoces»
– «¿De qué hablas papá?»
– «Ven con papi y dame un abrazo»
– Me acerqué a él temeroso y lo abracé. Sentí su verga dura queriendo salir del pantalón ajustado que tenía puesto. Inmediatamente pude sentir su respiración profunda en mi cuello y como sus manos grandes y firmes recorría mi espalda y bajaban lentamente hacia mis nalgas.
-«Papá no estoy seguro de querer hacer esto»
– «¿Hacer qué, hijo? ¿No quieres que tu papá te de tus primeras lecciones en el amor?»
– Dicho lo cual me comenzó a besar bruscamente, sentía su barba picarme alrededor de mi boca y en mi cuello y sus brazos fuertes apretarme hacia él. Metió una de sus manos en mi calzoncillo y comenzó a sobarme las nalgas, las apretaba y les daba golpes.
-«Hijito, sacaste el culo de tu mamá, suavecito y redondito, bien firme…»- Para entonces comencé a excitarme y buscaba sus labios con desesperación. Me quitó mi camisetas y acarició mi pecho, me sobó suavemente mis pezones y después los pellizcó fuertemente.
-«Ah, papá, me duele»
– «No hijito, ahorita te doy unos besitos para que ya no te duela».
– Sus labios se posaron alrededor de mi pezón derecho y empezó a chuparlo, como queriendo sacarle leche, lo relamió bruscamente y lo mordió. Mi pezón estaba tieso y rojo, yo gemía de placer. Luego pasó a mi pezón izquierdo, el cual mordió inmediatamente. Yo comencé a acariciar sus piernas. Tenía unos muslos fuertes y bien moldeados, producto del ejercicio que hacía. Era un tipo muy bien conservado.

Mi padre se quitó su camisa, el pantalón y su calzoncillo blanco. Quedó totalmente desnudo ante mí. Era un tipo exquisito. Sus piernas eran dos columnas fuertes y torneadas, su torso semi velludo dejaba ver un abdomen trabajado aunque con algo de barriguita, su pecho era impresionante, pectorales macizos y adornados con pezones grandes y rosados. Su verga estaba erecta y era impresionante ver esos 21 cm. de carne morena y gruesa lista para penetrar cualquier agujero. Mi padre me ordenó que me desnudara y lo hice. En cuanto estuve desnudo se lanzó hacia mí y comenzó a besarme y morderme.
Con sus manos fuertes me separaba las nalgas y pasaba bruscamente los dedos sobre mi ano. Eso me incomodaba y él lo notaba.

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Se paró frente a mí y yo instintivamente me metí su carne en mi boca.
-«Trágatela toda hijito, termínate de criar, por aquello que tu mama no te haya dado, aquí todavía hay leche»- Escuchar ese tipo de vulgaridades me excitaba más y ponía más entusiasmo en la felación que le hacía a mi padre. Era confuso estar mamando la misma verga que penetró a mi madre para que yo naciera. Pero eso de algún modo era más excitante. Su verga crecía a cada lengüetazo, tomé el tronco de su pene con mi mano y comencé a lamer su cabeza. Ésta se puso gorda y roja, parecía que estaba a punto de estallar. Mi padre gemía y me pedía que no parara.
-«Hijito, lo haces mejor que tu madre, si ella te enseñó, tú la has superado. Sigue Iván, mámale la verga a tu padre»- Comencé a lamer el tronco, sentía sus venas palpitar sobre mi lengua y bajé lentamente hasta su escroto. Tenía unos testículos grandes y colgaban mucho. Noté que estaban rasurados y le pregunté por qué.
_»A tu madre no le gusta terminar con pelos en la boca»
– Seguí lamiendo esas dos bolas de carne, me metí una a la boca mientras mi padre se retorcía de placer.
-«Con cuidado hijito, no te concentres solo en uno si tengo dos»-. Intenté meterme los dos huevos de mi padre a la boca, pero era demasiada carne, simplemente no cabían. Mi padre me agarró del cabello y metió su verga hasta el fondo de mi garganta.
-«Dale maricón, cómete todo mi palo, dale»
– Me estaba ahogando, toda mi boca estaba llena de su rabo y sentía su precum inundando mi garganta. A mi padre no le importaban los movimientos que hacía para librarme, él me sostenía firmemente del cabello.

Finalmente me soltó.
-«Iván, quiero que sientas lo que tu madre sintió cuando te concebimos»
– «¿Qué? ¿Me quieres penetrar papá?»
– «Si hijo. He tenido muchas ganas desde que vi como se desarrollaba tu cuerpo y como se modelaba hasta lo que es en este momento. Se que no eres gay, pero verte oliendo los calzoncillos de tu amigo me indican que quieres experimentar.
¿Quién mejor que tu padre para que sepas del sexo entre hombre?»- Yo estaba súper excitado y lo único que hice fue voltearme y ofrecerle el culo a mi padre. Él se acercó a mí y me besó la espalda. Con sus manos acariciaba mi abdomen, mi pecho y me masturbaba intermitentemente, como si no quisiera hacerme venir. Se agachó y con sus manos fuertes separó mis nalgas lo más que pudo, hasta el punto de molestarme. Antes de que pudiera quejarme sentí su barba picarme las nalgas y su lengua húmeda en mi orificio anal, que hasta entonces no había recibido una caricia semejante. Sentí una corriente desde mi ano, pasando por mi abdomen, mi pecho, espalda y cuello hasta la cabeza. Su lengua se abría paso a través de los pliegues y el vello de mi ano. Sentía la presión de su lengua sobre mi ojete y cómo éste cedía y se abría para alojar la húmeda lengua de mi padre. Su barba me rozaba las nalgas y era incómodo. Después sentí su barba en mi perineo y como metía su lengua en mi ano el cual intentaba abrir más con sus dedos. Yo lancé un gemido de dolor.

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-«Hijito, ¿tienes el calzoncillo de tu amigo?
– «Sí papá, ¿por qué?»
– «¿Podrías ponértelo? Ándale Iván, complace a tu padre»- Me quedé sorprendido, ¿para qué quería mi padre que me pusiera el calzoncillo de Ismael?
-«Pero está sucio, papá»
– «Ya lo sé, así es más rico. ¡Iván, ponte el calzón y deja de hacerte el tonto!»
– La orden de mi papá me excitó y corrí a mi maletín a sacar el calzoncillo de Ismael y ponérmelo.
-«Se te ve muy sexy hijo, ahora date la vuelta  y agáchate»
-. Me volteé y mi padre se acercó a mí, hizo a un lado el calzón y dejó descubierto mi ano abrió, mis nalgas y escupió en mi agujero. Suavemente pasó sus dedos por mi ano, y comenzó a meter uno de ellos. Yo pensé que no sería tan doloroso pues me había lubricado con sus lamidas y escupiéndome, pero un solo dedo provocó que gritara y que llorara del dolor.
Mi padre no se inmutó, metió su dedo hasta el fondo y comenzó a hacer movimiento circulares, como queriendo hacer más holgado mi recto.
-«Cabrón, estás súper apretado. Mejor ya no te meto el dedo»
– Sentí alivio, pensé que mi padre había desistido en su intento por follarme.
-«Mejor te meto la verga para sentir como aprietas»
– Sentí su cabeza gorda y caliente apoyarse sobre mi ano, y empezó a hacer presión. Mi ano se oponía, pero mi padre dejó caer todo su peso y su verga mounstrosa entró en mi virginal recto. Yo grité y le pedí que la sacara, pero mi padre no hizo nada, se quedó ahí dentro, sin moverse, esperando que yo me acostumbrara a su falo dentro de mis entrañas. Después unos segundos, sacó su verga y la introdujo violentamente de nuevo en mi recto. Yo estaba sufriendo y lloraba, era un dolor insoportable, sentía como se rasgaba mi ano y que me partía en dos. Mi padre comenzó a bombear, me tomó por la cintura y se hundía hasta el fondo. Sentía sus testículos en las nalgas, como chocaban cada vez que me penetraba. Sus embestidas eran violentas, sentía su verga taladrar las paredes de mi recto. Sin embargo, la sensación de dolor pronto se acompañó de una sensación placentera, sentía un placer similar a cuando se defeca, pero era más intenso. -«Hijo, estás bien apretado, aunque temo que después de esta, vas a quedar bien …ja, ja, ja»-.

Las sensaciones se iban intensificando, mi padre bombeaba y raspaba con las venas de su tronco las paredes del recto, mientras yo sentía como mi recto tenía espasmos que provocaban presión sobre el intruso. Mi padre estaba vuelto un loco, me besaba el cuello y mordía mi espalda, pellizcaba mis pezones y me decía vulgaridades:

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-«Que rica putita, aprietas más que tu madre, ni el coño de tu madre está tan caliente como tu recto…
«- Yo estaba extasiado con el falo de papá en mi caverna anal. Sentía como humedecía mis entrañas con su precum caliente y espeso. De pronto, se salió. Sentía como mi recto palpitaba y como mi ano se dilataba, como pidiendo más verga. -«Date la vuelta, puto, sube tus piernas a mis hombros…apúrate puto, ¿o quieres que nos vea tu mamá cogiendo? Imagina la escena, tu mamá viendo como la verga que la coge todas las noches entra en el culito de su hijito…ja, ja, ja»
Subí las piernas a los hombros de mi padre y nuevamente hizo a un lado el calzón, metió de golpe su verga y comenzó a moverse armoniosamente. Nuevamente sentí sus testículos chocar contra mi culo. Me estaba embistiendo brutalmente, más violentamente que antes, y yo solo gemía, me retorcía de dolor y de placer, gemía y pedía que parara, pero solo lograba excitar más a papá. -«Te voy a destrozar tu culito hijito, para que se te quiten las ganas»
– «Para papá, ya no aguanto»
– «Ahora te aguantas»- Y de pronto sentí como su glande presionaba fuertemente mi próstata. Era lo máximo, ya no era solo su tronco limando las paredes del recto, ahora su cabezona me estimulaba la próstata y me hacía ver estrellas.
-«Sigue papá, así, rómpeme el culo»
– «¿Quién te entiende maricón? Primero que pare, y ahora que siga…cabrón»
– Con mis manos agarraba las piernas y las nalgas de mi padre mientras sus embestidas me hacían gemir de placer.
-«¡Me vengo hijo, me vengo, aprieta tu culo…ahhg, ahh, ahhg…ahh…!»- Sentí un chorro caliente y espeso en mis entrañas, mi padre me embestía con más fuerza mientras gritaba y se venía dentro de mi culo desvirgado.

Sentí como palpitaba su verga dentro de mis entrañas y como descargaba su leche dentro de mí. Se desplomó y me dejó inmóvil. Sentí todo su peso y comencé a asfixiarme, pero mi padre seguía sobre mí, con su verga caliente y mojada dentro de mi culo. Lo empujé y volvió en sí, comenzó a besarme y lamerme el cuello, lo cual me excitó de nuevo. Era increíble, aquel pedazo de macho que era mi padre se había venido dentro de mí, ahora me besaba y me lamía el cuello…¡¡¡y su verga seguía hundida en mi recto!!!
-«Te toca hijo, quiero que te vengas como nunca te has venido. Te voy a llevar al cielo»
– Mi padre comenzó a bombear suavemente, con su verga todavía firme dentro de mi culo. Sentí nuevamente como presionaba sobre mi próstata, era una sensación increíble, me seguía bombeando y tomó mi verga tiesa con sus manos grandes y ásperas. Me masturbó mientras bombeaba y masajeaba mi próstata. Con una mano sobaba mi verga, con la otra presionaba firmemente mis testículos. Sentí una corriente desde mi ano hasta el abdomen, mi padre presionó fuertemente mis testículos y literalmente me exprimió la verga. Mi semen salpicó el abdomen y la cara de mi padre, me batí y toda la cama se llenó de mis mecos. La sensación fue increíble, la verga de mi padre en el culo, sus manos sobre mi verga y testículos…fue la mejor venida que había tenido.

Lentamente mi padre sacó su verga de mi orificio dilatado, pero cuando sacó el glande, otra corriente se generó en mi ano, el cual quedó palpitando, como queriendo ser relleno de nuevo. Terminamos agotados, yo me recosté y mi padre, en un tono serio, me dijo que descansará y que no se hablara de lo que pasó. Yo asentí y me quedé dormido, con el ano palpitando y la verga erecta de solo recordar la experiencia vivida. Al día siguiente devolví el calzoncillo por demás mancillado a su dueño
-«¿Otra vez cabrón? ¿Sospecho que te masturbas con mi ropa, verdad maricón?
-«No mames, Isma. Oye, lávalo porque me apestó toda mi ropa en la mochila.
No se que harás con tu ropa…» – «Así olemos los machos, maricón»
– «Sí, ya lo sé…»

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Nacho

Administrador, Editor, y el loco inventor de todo esto, apasionado del sexo en todas sus versiones con una mente abierta, creativa y e innovadora. Pajillero innato, amante de las pajas entre colegas. Vive en Madrid, España, A sus 36 años, casado y con dos churrubeles, siempre que puede esta dispuesto para una reunión de pajas y de organizarlas, es el responsable de organizar el club de pajas de Madrid. Informático de profesión, amigo de sus amigos, siempre dispuesto a ayudar.

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