Piercings eróticos. Técnicas de Masturbación 1

Piercings eróticos.

Para algunos es una práctica sadomasoquista, para otros un potenciador sexual mejor que cualquier sustancia afrodisíaca. Lo que está claro que el body piercing no deja indiferente a nadie. Lengua, pezones, clítoris, glande… son algunos de los puntos erógenos más morbosos donde la sexualidad gana campo al erotismo.

 

Esta actividad tiene tras de sí un pasado que le imprime carácter y tradición. El body piercing y, en general, cualquier tipo de ‘body modification’ arrastra una historia para ser contada. También el piercing erótico. Las civilizaciones antiguas enfatizaban determinados aspectos de su cultura o estatus social mediante la perforación de zonas del cuerpo.

Hoy el piercing erótico responde única y exclusivamente a un fin sexual: resaltar nuestros atractivos más íntimos durante los escarceos amorosos. No se sabe muy bien si es la presencia de un cuerpo extraño en las zonas más sensibles del cuerpo, si es más un tema de terminaciones nerviosas, de fantasías sexuales o la erótica del mirar y ser mirado, los motivos de esta explosión de excitación ‘paranormal’, lo que sí están de acuerdo las personas que lo han probado, activa o pasivamente, es que el orgasmo está asegurado.

Para Nosotros:

La zona genital masculina es un campo que recoge cientos de posibilidades y posiciones para instaurar un piercing de ‘alto voltaje’.

En la membrana que recubre los testículos, a lo largo del glande, en el orificio uretral, la región del perineo…

Las joyas varían desde un simple aro o una perenne gota metálica hasta los más sofisticados elementos como cadenas, cuerdas y pinzas, que se utilizan para estirar la piel desde donde está realizado el piercing.
A la hora de escoger el más adecuado hay que tener en cuenta una serie de factores como el tipo de material del cual esta hecho, el peso, el diámetro interno y el grosor, esto será la clave de un proceso de cicatrización exitoso.

POR SUS NOMBRES LOS CONOCERÉIS

Prince Albert.

Consiste en un aro que pasa a través de la uretra hasta la base del glande, a la altura del frenillo. Era un anillado habitual entre los miembros de la alta sociedad Victoriana. Originariamente era usado para sujetar los genitales en la pierna del pantalón, que solía ser muy estrecho. Adquirió el nombre de Príncipe Alberto porque se dice que éste se lo realizó para mantener el prepucio retraído y lograr que su miembro estuviera siempre libre de malos olores para no ofender a la reina.

Dydoes.

Consiste en dos piercings que se emplazan en la corona del glande, en la parte superior. Se ha puesto de moda recientemente porque se dice que devuelve parte de la sensibilidad perdida por la extirpación del prepucio tras la circuncisión. Además aseguran que durante la penetración los dydoes también provocan una sensación de placer a la pareja.

Ampallangs.

Piercing horizontal que pasa por el centro del glande y por encima de la uretra. Se utilizan varas de metal con discos en sus extremos. Su origen proviene de los pueblos indígenas de las áreas que rodean el Océano Índico, como parte de un rito de paso a la adolescencia. Las mujeres de esta etnia suelen darle mucha importancia a este piercing pudiendo incluso rechazar a un pretendiente si no lo tiene hecho.

Hafada.

 Aro que se coloca en el lado izquierdo del escroto, entre los testículos y la base del pene. ‘Rito de paso’ para los árabes el día que llegan a la edad adulta que consideran que los testículos no volverán a subir de dónde descendieron en la infancia.

Guiches.

Perforación realizada a través del perineo (la zona que se encuentra entre el ano y el escroto). Práctica común entre los nativos del Sur del Pacífico durante la pubertad. Como es un sitio con numerosas terminaciones nerviosas, se le considera una zona altamente erógena por ello es conocida también como ‘autopista del placer’. La estimulación oral de este piercing provoca reflejos inmediatos en la respuesta erótica. Además, si se presiona ligeramente cuando se tiene un orgasmo, se intensifica este momento.

Frenum.

Es el piercing de frenillo. Tiene su origen en Europa y con la colocación de candados que impedían la copulación e incluso la masturbación, querían era mantener a los castos lejos de la vida sexual. Era un castigo que se denominaba Franey Cage. Con una cadenita amarraban el frenum a una segunda perforación en la base del pene para evitar ‘la tentación’. En la actualidad el uso de esta perforación es totalmente opuesto. Si se coloca una argolla alrededor del pene por el frenum, con un diámetro adecuado para que quede ajustado, mantiene el miembro erecto por más tiempo.

Infibulation.

Perforación en el prepucio. Tuvo sus orígenes durante los juegos de Grecia Antigua. Como los atletas participaban desnudos, prevenían los penes se movieran cuando tenían que saltar.

Para ellas…

El piercing erótico femenino se concentra en los genitales: labios, sobre el clítoris, por detrás de él… Aunque no tienen unos nombres tan ‘biensonantes’ como los masculinos, el placer es el mismo (o mayor). Veamos algunos ejemplos.

Capuchón Clitoridiano Vertical (VCH).

Piercing que pasa a través de una delgada capa de tejido sobre el clítoris. Es el más popular y que, al estar ubicado verticalmente, no sólo es el más cómodo de llevar si no que los adornos reposan sobre el clítoris por lo que recibe una estimulación más directa. Su curación es rápida, aunque se debería tener cuidado, al menos, durante cuatro semanas después de realizarlo. Como adorno se puede comenzar con una barra o un aro para, después de cicatrizado, experimentar longitudes, tamaños y formas.

Capuchón Clitoridiano Horizontal (HCH).

Es más estético que placentero porque, como es horizontal, la joya no cae sobre el clítoris, por lo que la excitación es menor. El tiempo de curación ronda de cuatro a seis semanas.

Perforación del clítoris.

Este es un piercing muy raro y no son físicamente aptas. El clítoris debe ser grande y estar expuesto para que sea seguro perforarlo. Además, suele proporcionar una sensación tan intensa no soportable por todas las mujeres.

 Triángulo.

Es un piercing horizontal detrás del manojo de nervios del clítoris, en la base del tejido del capuchón donde se forma. Tampoco todas las mujeres se lo pueden hacer. Aquí los adornos descansan detrás del clítoris, por lo que cuando se recibe estimulación, aumenta la sensación en la parte de atrás. La barra circular con pesitas es el mejor adorno en este lugar. La distancia entre las pesitas puede ser ajustada para acomodarse al ancho de los labios menores. Después de la cura (dos o tres meses) puede usarse un aro cautivo, un aro con glóbulo, una barra el-bar u otro adorno.

Labios Menores.

Este tipo de piercing suele ser más visual que sexual. A menudo las perforaciones en esta zona suelen ser múltiples, aunque quizás la mejor opción es un anillo simple a cada lado. Se necesitará de cuatro a seis semanas para que la curación sea completa.

Labios Mayores.

Pueden ubicarse en cualquier lugar a lo largo del borde disponible de los labios mayores. Se puede incorporar aros cautivos, anillos con glóbulos o barras con pesitas circulares. Mejor si están situados cerca de la vagina, así el hombre podrá sentirlos durante la penetración. Estos son piercings robustos que llevan unos dos o tres meses de curación.

Horqueta.

Es el Guiche femenino, es decir, piercing vertical del perineo. Pero si no hay un pliegue de tejido apropiado en la parte posterior de la vagina, no es posible realizarlo. El tiempo de cura también es largo, de unos dos o tres meses de duración.

Diana Princess.

Consiste en un par de perforaciones debajo del tejido del capuchón, al lado del clítoris, por lo que genera un placer de ¡alto voltaje! Estará listo para usarse en cuatro o seis semanas.

Piercings bi…

La lengua y pezones son otros dos puntos erógenos donde hombres y mujeres deciden hacerse un piercing en busca de intensificar el placer sexual.

Lengua.


Este piercing también tiene su historia. Se dice que en los templos antiguos los altos sacerdotes mayas y aztecas, antes de asumir su cargo perforaban sus lenguas como un ritual para comunicarse con sus dioses. Hoy en día han alcanzado gran popularidad porque, asegura quien lo lleva, contribuyen a agudizar la recepción sensorial durante el sexo oral, no olvidemos que la boca es una de las zonas del cuerpo con mayores terminaciones nerviosas que existen y, por lo tanto, fuente de muchos placeres.Es muy habitual ver a gente que los lleva jugar con las bolas en su boca porque dicen que les produce una sensación agradable. Pero si unes esta sensación con otros labios, otra lengua, otra boca… la sacudida de placer es mayor. Y si a esto le añadimos recorrer el cuerpo del amante guiándonos por el metal, deteniéndose en las zonas que le quitan la respiración… una locura.

Pezones.


Se dice que durante la época del César los miembros de la guardia llevaban aros en los pezones como representación de su virilidad y coraje, además de que estos les permitían colgar sus capas. Para la mujer se popularizaron en la época Victoriana, ya que alargaban y realzaban el volumen de sus pezones, por lo que, no sólo visualmente producía más atracción, sino que con ellos se conseguía mayor estimulación sexual. También en París, a finales del siglo XIX, se puso de moda estas argollas que algunas mujeres unían con una fina cadena que dejaban colgar entre los pechos.

¿Generan más placer?

La finalidad del piercing erótico no es sólo el embellecimiento del cuerpo y llamar la atención al contrario de la zona perforada, que también, sino la búsqueda de la intensificación de la estimulación y la excitación. Muchos pueden pensar que por su situación (genitales masculinos o femeninos) pueden impedir o dificultar las relaciones sexuales, pero quien lo ha probado asegura que las sensaciones eróticas que experimentan son indescriptibles. También afirman que el momento de la perforación no es particularmente doloroso, muy al contrario de lo que pueda parecer y que el placer que se recibe a cambio por un pinchazo momentáneo es un bajo precio a pagar.

Pero expertos sexólogos reconocen que el tener un trozo de metal en las zonas erógenas del cuerpo no provoca en sí un aumento del deseo sexual, más bien es un acto de percepción. Si estamos continuamente pensando qué es lo que llevamos en el pezón o en el glande, por poner un ejemplo, se puede despertar la libido en cualquier momento. Aunque está demostrado que según dónde se coloque, el roce puede provocar una estimulación permanente.

En las relaciones íntimas, el simple contacto visual puede erotizar el momento. Una vez entrado en ‘harina’ el estímulo de la zona, el lamer o acariciar un pezón perforado, los continuos roces de la piel con la joyería sexual, el sexo oral… incrementan las sensaciones deliberadamente sexuales. Incluso puede llegar a convertirse en un anticonceptivo eficaz, ya que con estas técnicas se puede alcanzar el orgasmo sin penetración con seguridad total.

Riesgos para la salud

Los piercings cuando se realizan en condiciones precarias de higiene o se descuida su cuidado durante el periodo de cicatrización, pueden provocar importantes problemas para la salud. Desde que conocimos la existencia del sida y su forma de transmisión, tanto esta práctica como la de los tatuajes se han convertido en actividades de alto riesgo.

Recomendaciones sanitarias

Recurre a perforadores profesionales en estudios de tattoos y piercing’s respetables.

Asegúrate que el instrumental esté perfectamente esterilizado. Los instrumentos que utiliza el perforador deben ser desechables o esterilizados por el método Autoclave.

Debes mantener la joyería colocada constantemente limpia hasta el momento de la cicatrización.

Evita en el periodo de cicatrización todo contacto con la sangre, el semen y la saliva, para evitar la transmisión del VIH o de la hepatitis. Por ello se recomienda un periodo de abstinencia que varía según el tipo de perforación practicada.

Hay que tener cuidado con el metal implantado porque, según su forma, puede dañar el condón. Para evitarlo, puedes lubricar la punta interior y asegúrate que no se forme en la extremidad del preservativo una bolsa de aire, así reducirás considerablemente la fricción y el riesgo de rotura del látex.

En la perforación genital, no es motivo de preocupación el contacto con la orina, pues ésta, aunque puede picar al principio, contribuye a mantener limpias las perforaciones. El beber mucha agua evitará la acidez y la picazón al orinar.

Usa durante las semanas de cicatrización ropa interior cómoda y evita las prendas muy ajustadas. El roce puede irritar aún más la zona provocando más sangrado del habitual.

En los piercings orales evita el alcohol, las comidas picantes, el sexo oral, los besos prolongados y hablar deprisa durante las cuatro-seis semanas que dura el periodo de cicatrización. Además, se debe limpiar el piercing después de cada comida, de fumar o de beber, con un enjuague antibacterial o agua con sal.

Los piercings genitales hay que limpiarlos dos o tres veces al día. Hay que usar jabones neutros para no irritar la zona y evitar infecciones. El período de curación puede variar de cuatro a seis semanas, incluso, en los más profundos, de tres a seis meses.

Recuerda, en definitiva, que estás perforando con un objeto extraño la piel. Infección en la sangre, gangrena o incluso la muerte pueden devengarse de un piercing en el que no se han tomado precauciones.

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