Todo sobre los Pechos femeninos.
Pechos femeninos: todo lo que debes saber
Pechos, tetas, mamas, senos, bustos, ubres y una larga lista de sinónimos un poco más vulgares son los nombres con los que nos referimos a esa parte de la anatomía femenina que se encuentra situada en algún lugar entre las clavículas y el ombligo.
En la Universidad Victoria de Wellington, Nueva Zelanda, científicos descubrieron que el 47% de los hombres al conocer a una mujer, se fijan primero en los pechos, y también los miran durante más tiempo que cualquier otra parte del cuerpo. «Las mujeres saben que sus pechos llaman la atención de los hombres, pero ellas lo viven de forma muy diferente. Aquí se cruzan varias visiones que muchas veces no se encuentran: cómo perciben ellos sus pechos, cómo lo hacen ellas, cómo ellos piensan que emplean sus pechos y cómo ellas creen que les interesan a ellos», explica la sexóloga madrileña Verónica Vargas.Y es ahí donderadica el problema: sabemos muy poco sobre pechos. Los árboles no nosdejan ver el bosque o, dicho de otro modo, las tetas nos impiden ver a la mujer. En este artículo encontrarás todo lo que necesitas saber con sello oficial porque procede de propietarias de pechos. Haz caso de estos consejos y te ganarás de una manera muy respetuosa y sincera lo que todo hombre desea: un salvoconducto a sus pechos.

VERDAD #1 LAS MUJERES NO PIENSAN QUE SEAMOS UNOS CERDOS CON ESTE TEMA.
Ya lo dijo el humorista Jerry Seinfeld hace algunos años: «Mirar un escote es como mirar al sol, no hay que observarlo fijamente porque es demasiado arriesgado». Hablarle a los pechos de una chica no es de buena educación. De hecho el 42% de las mujeres que encuestaron dijeron que cuando se daban cuenta de que un hombre les estaba mirando los pechos, les miraban fijamente a los ojos, a ver si captaban la indirecta. El otro 34% pensó «que mire». La verdad es que tres cuartos de las mujeres a las que preguntaron consideran que la fascinación de los hombres por los pechos no hace daño a nadie. El 70% dan por hecho que la mayoría de los hombres se siente irrefrenablemente atraído por su delantera. Es como si se hubieran acabado acostumbrando a nuestro comportamiento, algunas incluso lo aprecian. «Me encanta que los hombres me miren a los pechos» explica Raquel, de 23 años. «Me hace sentir sensual». Obviamente esto no significa que tengas vía libre para quedarte mirando embobado o para hacer comentarios vulgares, aunque sea en broma.
QUÉ HACER
«Es una cuestión de tener un poco de tacto y saber con quién estás jugando. Si ha habido un coqueteo previo, es posible que la mujer se sienta incluso halagada. Si la miras ahí insistentemente sin que haya ningún tipo de complicidad, te tomará por un baboso», vaticina Vargas. Muchas mujeres de la encuesta son de la misma opinión. «A pesar de su prominencia, mis pechos son una parte muy íntima» afirma Carolina. «Esa es la razón por la que a las mujeres no les gustan los mirones, es como una violación de la privacidad». Quizá sea esta la raíz de la tensión. Cuando preguntaron en otra encuesta a 1.750 hombres qué era lo que les excitaba tanto de los pechos femeninos, la mayoría afirmó que era, sobre todo, algo muy íntimo de la mujer. Luego venía la forma, el movimiento y a una distancia considerable, el tamaño.
VERDAD #2 MUCHAS MUJERES AMAN SUS PECHOS
MÁS QUE TÚ.
Las mujeres a quienes encuestaron estaban en su mayoría encantadas con sus atributos. El 62% opina que es más excitante quitarse la parte de arriba que la de abajo, y el 78% prefiere colocarse arriba porque así se ven mejor sus pechos durante el sexo. Y aunque es cierto que hay mujeres que los aumentarían a golpe de bisturí, el 69% de las encuestadas nunca lo harían. «Cada mujer siente de forma muy especial sus pechos y se ha acostumbrado durante años a vestirse en función de ellos. Por ejemplo, hay escotes que sólo les quedan bien a chicas con poco pecho y otros que son ideales para las que tiene mucho y quieren disimular. Todo esto lleva un tiempo de aprendizaje y finalmente la mayoría de las mujeres se sienten a gusto con los pechos que tienen. En general, las particularidades son las que les hacen sentir que son especiales».
«Las mujeres empleamos la ropa que nos ayuda a dar el mensaje que queremos a los hombres con nuestros pechos», explica Nuria, de 27 años. De hecho, el 87% de las mujeres encuestadas piensan que aquéllas que se esfuerzan en mostrar sus pechos acaban recibiendo un tratamiento preferente por parte del sexo opuesto. «Tengo una camiseta roja que a mi marido le resulta muy atractiva» explica Paloma, de 37 años. «Siempre bromeamos con que mientras lleve puesta esa camiseta puedo salirme con la mía».
Las mujeres confesaron que usaban esta estrategia para obtener bebidas gratis, para librarse de multas de tráfico, y en un caso, que demuestra lo vulnerable que puede ser un informático, para obtener un disco duro gratis. Pero dicho esto, un 71% de las mujeres afirmaron que nunca habían utilizado conscientemente sus pechos para conseguir algo. «Jajaja»
QUÉ HACER
«Tampoco exageremos: las mujeres no vamos enseñando nuestros pechos para conseguir regalos. Pero sí es cierto que algunos hombres se quedan un poco atontados cuando los ven. Esos hombres hacen que les perdamos el respeto y, es cierto, si podemos sacar algo de provecho, lo haremos, porque creemos que se lo merece», explica Vargas. Y ahí es donde debes poner límites: no es lo mismo dejar colar a una chica con muchos encantos, que permitir que una compañera de trabajo se atribuya el éxito de un trabajo que has hecho tú.
VERDAD #3
LAS MUJERES PUEDEN TENER CONFLICTOS CON RESPECTO A SUS PECHOS.
El origen de la mayoría de los conflictos con los pechos viene de la adolescencia. «A cada chica le crecen los pechos de forma diferente y siempre busca otros ejemplos que son distintos al suyo. En ese momento, hay demasiada atención sobre sus pechos, ya sea de los compañeros de clase como de la familia, y eso hace que se viva de forma conflictiva», explica Vargas.
¿Por qué crees que las estudiantes siempre llevan su carpeta sobre sus pechos? Pues porque les da vergüenza cualquier comentario. Las chica con mucho pecho lo pasan especialmente mal, porque no están preparadas para los comentarios que se les avecinan. Después, en la edad adulta, pueden estar la mar de felices de su delantera.
El hecho de que los pechos no dejen de cambiar nunca sólo complica las cosas. Las mujeres normales cambian de talla de copa seis veces durante su vida adulta. Los ciclos menstruales, la píldora anticonceptiva, los cambios de peso, el embarazo y la lactancia alteran el tamaño, la forma y el tacto de los pechos. Entre otras quejas escuchamos: «están por todas partes», «cuesta encontrar ropa de mi talla» y «a veces duelen».
QUÉ HACER
Lo mejor es adorarlos con palabras muy precisas. «No sirve: me encantan tus pechos, ¿a qué hombre no le gustan? Se tiene que ser más certero: me gustan tus pezones, me vuelve loco la forma... Todas esto puede ayudar a una chica que no se siente muy segura a ganar autoestima. Y por otra parte están las miradas de admiración, que a veces son mucho más útiles que las palabras», asegura la sexóloga.
VERDAD #4
EN LA CAMA NO SABES NADA SOBRE ELLOS.
Puedes encontrar todo tipo de trucos sobre cómo tocar, acariciar y honrar los pechos. De hecho, quizá hayas leído en esta revista que hay una concentración de nervios sensibles justo alrededor de la areola, o que frotar la parte de debajo de un pecho es muy agradable para ella, o que a los pezones les gusta que los chupen y los laman. Son ideas buenas, pero al fin y al cabo no son más que aproximaciones. «Cada mujer lo siente de forma diferente, por lo que es muy aventurado generalizar», aclara la experta.
Los hombres tienden a tener dos defectos a la hora de tocar. O bien tienden a acariciarlos de la manera que a ellos les gusta que les toquen (lo cual significa con más firmeza o dureza) o como le gustaba a una pareja anterior. En cualquier caso, quizá a ella no le guste así. He aquí otras cosas que las mujeres quieren que los hombres sepan sobre los pechos: «No agarres tan fuerte, que no son extraíbles», «¡no muerdas!», «sé más delicado», «no los babees». Y por otro lado: «¡chúpalos!» y «me gusta que me los toquen con más fuerza de la que suelen usar los hombres». ¿Cómo comportarse ante tanta contradicción?
Otro punto importante es cómo comenzar. A las mujeres nos gusta seguir pensando que son algo importante para los hombres, por eso, ver algo de devoción en los primeros movimientos, siempre gusta.
QUÉ HACER
Cada vez que una mujer se quita el sujetador en tu presencia, tienes que eliminar todos los recuerdos de pechos anteriores. Esto funciona incluso si ella es tu pareja desde hace años. Empieza de nuevo. Nunca los habías visto antes. Esto abre un mundo de posibilidades increíbles. Así no caes en la rutina y no te pierdes ninguna de las partes de las que ella puede disfrutar. Lo importante es observar sus reacciones o simplemente sentirlas para saber si vas por buen camino. También tienes que quitar tensión sexual a esos momentos de gran intimidad. Por ejemplo, si estás sentado en el sofá viendo la tele con ella, el simple hecho de recostar tu cabeza en su pecho puede hacer que una mujer tenga poderosos sentimientos maternales (de los buenos). Esto intensifica vuestros lazos emocionales.
Una última verdad
Al final, el desdén que sienten las mujeres por los mirones junto con el bombardeo de imágenes de pechos en los medios, pone al hombre normal en desventaja antes incluso de saludar a una mujer. Ese es nuestro reto. Sí, hay un doble estándar en el hecho de que estemos rodeados de pechos y luego se nos señale con el dedo cuando los miramos. Una lástima. Acepta el desafío. Disfrútalo. Disfruta los pechos en privado, respétalos en público y honra a las mujeres que los traen a tu vida. Porque, ¿qué sería la vida sin pechos?
Tetología:
Una acumulación de grasas, ligamentos, tejidos conjuntivos y lóbulos mamarios que han traído de cabeza a millones de hombres (y, por qué no decirlo, de mujeres) a lo largo de la historia del ser humano. No hay más que darse una vuelta por un centro comercial para darse cuenta de que los pechos femeninos al descubierto están por todas partes, y no únicamente en los escaparates de las tiendas de lencería: anuncios de cualquier tipo, dependientas con vestidos escotados o maniquíes desnaturalizados recuerdan (o más bien, exigen) a las mujeres que se preocupen por el tamaño de sus pechos. O que, por lo menos, enseñen un poquito más.
Quizá por eso la ciencia ha dedicado un gran esfuerzo a identificar qué hace tan especiales a los pechos femeninos, y a lo largo de los últimos años se ha alumbrado multitud de estudios que abordan dicha parte de la anatomía desde distintos puntos de vista. Quizá sirvan para deshacernos para siempre de la obsesión por dicho oscuro objeto de deseo (o quizá no), pero desde luego, sí que puede ser útil para saber de qué hablamos cuando hablamos de tetas.
Cuanto más pobre eres, más grandes te gustan
Empecemos por la investigación más reciente. Según indicó este mes de julio un estudio publicado en PloSOne, los hombres pertenecientes a un nivel social más bajo o circunstancialmente hambrientos prefieren los pechos de mayor tamaño. La razón que aducen los investigadores es que debido a que los pechos grandes presentan una mayor reserva de grasa, nuestro lado irracional nos hace preferirlos en esos momentos en que tenemos el estómago vacío. Además, según mostraban los datos de la investigación, cuanto más alto es el nivel socioeconómico de la persona, más pequeño es el tamaño de los pechos que prefieren. «Jajaja, yo no soy ni de nivel social bajo ni del alto, donde estén unos buenas tetas con las que me hagan una buena cubana, que se quiten las pequeñas»
Están ahí para que los hombres jueguen con ellas
Pero, ¿para qué sirven? ¿Por qué reclaman nuestra atención? ¿Qué hacen y hacia dónde se dirigen? Algunos biólogos, como Larry Young de la Universidad de Emory, han sugerido la posibilidad de que los pechos resulten atractivos a los hombres para que, durante la cópula, los masajeen. Ello provoca que la oxitocina, la llamada “hormona del amor” sea liberada, lo que hace aumentar el deseo sexual de las mujeres que están siendo acariciadas. En resumidas cuentas, a los hombres les gustan los pechos porque tocarlos hace que las mujeres los deseen más. Eso sí que es un círculo vicioso.
El tamaño sí que importa…
¿Es verdad que nos gustan los pechos grandes? Pues sí, y según un par de experimentos sociológicos realizados en Francia y en Nueva Zelanda, estamos destinados a acercarnos a aquellas mujeres con una mayor talla de busto. Tanto en un estudio como en otro, la misma mujer con diferentes tamaños de pecho recibía más miradas furtivas y la atención de más hombres cuanto más alto era el número en la etiqueta de su sujetador.
…sobre todo, si eres machista
El mismo estudio en el que se descubrió que los hombres hambrientos prefieren a las mujeres exuberantes señalaba además que las personas más machistas suelen preferir también los pechos de mayor tamaño. Sin embargo, los que tienen una visión más igualitaria sobre el rol en la sociedad de hombres y mujeres en suelen preferir los pechos más pequeños.
Los sujetadores las hacen caerse
¿Llevar sujetador o no? Esta se trata de una de las discusiones más recurrentes en lo referente a la moda femenina, pero un estudio publicado este mismo año parece haberle dado un punto y final definitivo (o, al menos, un punto y seguido por el momento). Según señala Jean-Denis Roullon de la Universidad de Besançon en Francia tras haber realizado un estudio de 15 años de duración, los sujetadores debilitan los músculos que contribuyen a la firmeza del pecho, por lo que aquellas mujeres que no hacían uso de dicha prenda tenían unos pezones de media siete milímetros más altos que aquellas que sí lo hacían.
Alargan la vida de los hombres…
La justificación definitiva para decirle a la parienta que ver porno es bueno: según una célebre investigación publicada en Hot Topics in Hypertension, observar cada día durante diez minutos pechos femeninos de gran tamaño puede aumentar la esperanza de vida entre cuatro y seis años. La razón aducida por la investigación es que aquellos que seguían a rajatabla esta estricta dieta tenían una menor presión sanguínea y su corazón funcionaba mejor. Finalmente se demostró que dicha investigación era un bulo, pero no se pierde nada por intentarlo.
…Y es lo primero a lo que miran
Todos sabemos lo que va a responder un hombre cuando se le pregunta qué es en lo primero que se fija en una mujer. Probablemente, la respuesta sea “en su sonrisa”, “en sus ojos”, “en su pelo” o alguna zarandaja semejante. Mentimos como bellacos. Según una investigación realizada en la Universidad de Wellington, en Nueva Zelanda, el 80% de las miradas masculinas se dirigen instintivamente al escote de las mujeres cuyas fotografías les habían sido presentadas. No sólo miraban primero, sino más tiempo. ¿Cuáles eran las zonas del cuerpo femenino menos observadas? Los brazos, las pantorrillas y los pies.
Su tamaño está determinado por los genes
Un estudio publicado en julio de 2012 señaló los siete marcadores genéticos que determinan el tamaño del busto y que pueden ser heredados de madres a hijas. Sin embargo, lo más interesante de la investigación llevada a cabo porNicholas Erickson y la empresa de test genéticos 23andMe es que ponía de manifiesto que existe una relación entre el tamaño del pecho y la posibilidad de sufrir cáncer de mama.
Los pechos grandes son algo exclusivo de los seres humanos
Quizá muchos no hayan reparado en ello, pero en pocas especies animales existe tanta diferencia entre el tamaño de unos pechos y otros como en la humana. Como indican científicos evolucionistas, otros homínidos simplemente hacen crecer su pecho durante la lactancia y posteriormente retornan a su estado plano. ¿Por qué el hombre no? Porque para los humanos se trata de un ornamento sexual, puesto que la forma de reloj de arena (ancha en pechos y caderas, estrecha en la cintura) es la más atractiva para el macho humano, algo que no ocurre con el resto de primates.
Una buena noticia: cada vez son más grandes
Y no, no se trata únicamente de la aparición de estos milagrosos sujetadores push-ups que permiten crear un peculiar efecto visual (que también), sino que las estadísticas demuestran que los pechos están creciendo año a año. ¿Los motivos? Aparte del evidente incremento de las operaciones de cirugía estética, el aumento de peso en la población femenina occidental ha contribuido significativamente a este crecimiento. De hecho, la talla media en Estados Unidos ha pasado de ser una 34B en 1990 a una 36C. Por si algún hombre necesita organizar sus vacaciones todavía, aquí puede consultar un mapa sobre los diferentes tamaños del pecho femenino según el país.